El nacimiento de la

Ingeniería de Computadoras

20 de julio de 2001

Por Dr. Manuel Rodríguez Perazza, PE

Dr. Manuel Rodríguez Perazza, PE

Allá por los primeros años de la década del ’70, la Ciencia de Computadoras (CC), nombre que dábamos a la matemática y simbología usada en la computación electrónica tuvo grandes avances. La electrónica digital también tuvo avances maravillosos. Las dos cosas, que se habían desarrollado unidas en sus comienzos en manos de los Ingenieros, ahora se separaban por distancias de contenido abismales, a tal grado que el idioma de los Ingenieros y el de los Matemáticos se distanció y se hacía difícil entenderse entre unos y otros. Los primeros programadores conocíamos unas reglas básicas de programación y conocíamos la ingeniería esencial para resolver problemas del mundo físico. Los nuevos programadores no conocían la Ingeniería, pero conocían estrategias muy complejas para el manejo de datos.

La Ciencia de Computadoras avanzó mucho más allá de lo que nos permitía manejar a los Ingenieros involucrados en la solución de problemas en las ramas clásicas de la Ingeniería. Había surgido un cisma de conocimiento.

Mientras tanto, los Ingenieros Electrónicos continuábamos diseñando máquinas y circuitos de computación que ya no hacían el uso más efectivo de las técnicas de programación y los Programadores, a su vez, no conociendo de electrónica, ni de otras áreas de Ingeniería, se limitaban a repetir los algoritmos ya desarrollados, no conociendo de las capacidades que podían añadir al desarrollo de los mismos la creación de nuevos circuitos.

Me encontraba, allá por el segundo semestre del año 1978, trabajando como Científico Visitante en los Laboratorios de la entonces General Telephone and Electronics (GTE), en Waltham, en Massachussetts, disfrutando de una Sabática desde mi condición de Catedrático del Departamento de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez (UPRM). La empresa GTE tenía interés en auscultar el campo de la conversión alterna de energía, campo que yo conocía.

Trabajaba en la creación de un programa simulador de aeroturbinas para generación de electricidad, el cual, alimentado con los datos físicos de cualquier aeroturbina, comercial o en propuesta y los datos meteorológicos, en historial de un año para alguna localidad, podía predecir la producción de electricidad anual de la máquina y determinar su valor económico.

Mientras consumía horas haciendo la programación, se acercó a mí el entonces enlace de GTE con la academia, el Dr. John Ambrose y me sugirió que acudiera al Centro de Cómputos donde los profesionales de CC me ayudarían con la programación liberándome para la ingeniería del proyecto. Mi visita fue en vano, pues los programadores de CC no entendían nada de lo que yo deseaba realizar, ni yo entendí que era lo que ellos sabrían que me podría resultar útil.

Volví a mi terminal y, al verme, el Dr. Ambrose me preguntó a que se debía que no me ayudaban.  Le expliqué que para poder hacer el trabajo que yo realizaba se requería ser Ingeniero además de programador y le sugerí que en la compañía establecieran un programa educativo para crear personal con esas destrezas.  Dr. Ambrose me expresó que la compañía no podía hacer esa labor, pero que, si desarrollábamos el proyecto en la UPRM, el podría ayudarnos económicamente para lograrlo.

Dr. John Ambrose consultó al entonces Director de los Laboratorios, Dr. Paul E. Ritt, y éste le autorizó a invertir hasta $200,000 en el desarrollo del programa.  Ambrose me pidió que le hiciera un bosquejo del currículo propuesto y le generé un currículo híbrido rudimentario entre Ingeniería Electrónica y Ciencia de Computadoras.

Consultamos al Dr. Flavio Acarón, entonces Decano de la Facultad de Ingeniería de la UPRM y éste mostró gran interés en recibir una propuesta y ofreció su apoyo al desarrollo del proyecto.  Dr. Ambrose y yo, con ayuda de terceros, identificamos al Dr. George Singletary, entonces Director del Programa de Ciencia de Computadoras de la Universidad Estatal de Pennsylvania, como el recurso necesario para viajar a Mayagüez a trabajar junto a un equipo local de la UPRM y desarrollar un currículo detallado.

Dr. Ambrose hizo las negociaciones y, en enero de 1979, George Singletary entró como Profesor Visitante al Departamento de Ingeniería Eléctrica de la UPRM.  Se crearon dos comités.  Uno a nivel de Facultad, encargado de auscultar el interés de banca, industria, comercio y ciudadanía, que estaba compuesto por el Dr. Rafael Fernández Seín, de Ingeniería Eléctrica, el Profesor Hiram del A. Cabassa, de Ingeniería General, quien además de Ingeniero Electricista era graduado de CC, y el Dr. Walter Ruiz, de Ingeniería Civil.  El otro comité era interno de Ingeniería Eléctrica y estaba compuesto por el Dr. George Singletary, el Profesor Roberto Pérez Colón, el Profesor Julio Santiago y otros que no he logrado identificar.

El Comité de Facultad, recomendó, según mi recomendación original, que el programa fuera uno de Ingeniería de Computadoras; el Comité de Departamento recomendó que el programa fuera una opción dentro del programa de Ingeniería Eléctrica.  La Facultad de Ingeniería optó por la opción de programa académico independiente.

Durante los años 1979 y 1980, se ofrecieron cursos hacia el nuevo programa en carácter experimental a estudiantes de Ingeniería Eléctrica que mostraban interés.  Después de pasar por todos los niveles de jerarquía universitaria, el currículo quedó aprobado y se abrió oferta a los mejores 50 estudiantes de Escuela Superior que les interesara y que entrarían a la UPRM en agosto de 1981.  Los estudiantes en progreso que tomaban los cursos durante el desarrollo del programa se transfirieron administrativamente al nuevo programa.  Según verificado personalmente en la Oficina del Registrador de la UPRM, se graduaron los primeros seis Ingenieros de Computadoras del Mundo en junio de 1983.  La primera clase graduanda “de nuevo ingreso” terminó sus estudios en junio de 1986.

Han transcurrido 20 años desde la aprobación oficial del primer programa de Ingeniería de Computadoras y resulta interesante el que a pesar de que ya existen una gran cantidad de programas similares al nuestro, esta jurisdicción es la primera jurisdicción geográfica que reconoce la Ingeniería de Computadoras como una de la Especialidades de la Ingeniería a ser licenciadas por el Estado.  Es muy posible que también seamos la primera jurisdicción en contar con un examen de reválida de Ingeniería de Computadoras que actualmente se cuece a nivel de la Junta Examinadora del Estado.  La Ingeniería de Computadoras llegó al mundo para quedarse, como parte de la evolución del conocimiento humano.  Mi humilde felicitación a los que han caminado el arduo camino hasta el éxito.  Me siento muy orgulloso de haber puesto el primer grano de arena.

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